Atucucho, 25 de noviembre de 2020 – Cuando cumplí los 12 años de edad, tuve la dicha de ver a un ser que parecía de otro mundo. Recuerdo que tan solo bastaba escuchar su nombre para transportarme a un universo diferente. Verlo en el campo de juego era como ver a un ser superior, cosa que se consumó en el Mundial de México 86, cuando el mundo no tuvo otra opción más que rendirse a sus pies.

Diego Armando Maradona Franco nació el 30 de octubre de 1960 en Lanús-Argentina. Es para algunos el mejor futbolista de todos los tiempos, para otros un Dios, jugo 4 mundiales, España 1982, México 1986,Italia 1990,y Estados Unidos 1994, pero el mejor de todos fue el del 86, el que cuando niño pude ver, paralizándome junto al resto del mundo, dejándome hipnotizar por cada una de sus gambetas, pases y goles. Maradona nos hizo vibrar, no hubo rival que no se doblegue a sus pies y fue así que en ese año Argentina fue campeón por segunda vez. 

Yo lo vi en vivo. Nadie me lo contó. Es uno de los privilegios que he tenido.


En medio de uno que otro escándalo, con los que también se forjó su leyenda, Diego se retiró del fútbol. Pero eso no significó que dejaría de sorprendernos, Maradona continuó siendo una figura pública, defendió la necesidad de un mundo menos desigual, mantuvo amistades con líderes de izquierda, participó en TV, fue director técnico de fútbol, entre otros oficios, nunca libres de escándalos.

Hoy, a sus 60 años de edad deja este mundo, dejándonos inolvidables momentos de felicidad. Una de las más grandes personalidades latinoamericanas se convierte este 25 de noviembre de 2020 en un ícono. Gracias Diego por tantas alegrías, por tanto, futbol y por hacernos soñar y constatar que los dioses también pueden vivir en la tierra.

Yo lo te en vivo. Nadie me lo contó. Eres uno de mis privilegios.

¡Hasta siempre 10!

—William Polo
wpolo@radioperiferik.com